introduction respiration consciente

introducción a la respiración consciente

Cuando dejamos el ambiente líquido del útero, tomamos nuestro primer aliento. Este reflejo vital acuna nuestra vida cotidiana sin que nos demos cuenta. Sin embargo, la respiración no es solo un reflejo, ya que podemos controlarla hasta cierto punto, y ser consciente de tu respiración tiene muchos beneficios fisiológicos y psicológicos.

Respiración y sistema nervioso autónomo:

Lo bueno del sistema nervioso autónomo es que no tienes que decirte a ti mismo cada segundo «Oh, tengo que inhalar, contraer mi ventrículo derecho, liberar hormonas, filtrar, regular temperatura, digerir, ventrículo izquierdo, exhalar…» Gracias Oh Sistema Nervioso Autónomo por cuidar estos detalles vitales 😇.

No tienes que pensar en respirar para que esto suceda. A partir de entonces, podemos ocupar este tiempo libre con muchas otras actividades: preparar el desayuno, correr para llevar a los niños al colegio, pasear entre la multitud en el metro a las 7.38, saludar a los compañeros de trabajo, atender a un cliente descontento…

Tomar conciencia de tu respiración

Cuando hacemos todas estas actividades diarias nuestra respiración cambia. Puede ser lenta y profunda al desayunar, rápida al correr, superficial durante los paseos, bloqueada frente a un cliente insatisfecho… y todo esto sin darse cuenta. Estos cambios respiratorios tienen un efecto inmediato sobre la oxigenación de nuestras células y por tanto sobre su salud y entonces sobre nuestra salud.

El sistema nervioso autónomo se las arregla sin nosotros, pero a veces puede ser contraproducente. Por eso es importante al principio simplemente ser consciente de su respiración en diferentes momentos del día. Sin resaltar la forma en que respiramos, permanecemos en modo automático, no podemos actuar sobre lo que ignoramos.

Sin conciencia de nuestra respiración solo podemos observar las consecuencias: cansancio, ansiedad, irritabilidad… sin conocer la causa raíz. Así pues, nos permitimos acusar a este cliente insatisfecho, o a nuestro superior, y por qué no a nuestros propios hijos, de habernos gastado las pilas. En realidad, es la forma en que reaccionamos a estos eventos externos lo que nos drena nuestra energía. En primer lugar, es la forma en que respiramos la que nos aportará o no la energía necesaria para afrontar los acontecimientos que atravesamos a lo largo del día.

Respiración: una ventana a nuestras emociones

Nuestras emociones influyen en nuestra respiración, ser consciente de tu respiración también te permite ser consciente de tu estado emocional. ¿Has notado cómo cambia tu respiración cuando, durante una discusión con un amigo, le cuentas una anécdota que te ha afectado especialmente? Sin embargo, te encuentras en condiciones bastante propicias para la relajación, pero tu respiración es superficial, entrecortada o rápida… Simplemente estás reviviendo la emoción que compartes y esto influye en tu respiración.

La respiración consciente por lo tanto también le permite darse cuenta del estado emocional en el que se encuentra. En este sentido, la respiración es una verdadera ventana a nuestras emociones. Reconocer nuestras emociones a medida que las experimentamos es una fuerza increíble, una conexión con uno mismo. Es solo a partir de esta conexión que podemos recuperar el control sobre nosotros mismos en lugar de ser sacudidos por nuestro entorno y eventos.

Donde ocurre la magia es que si nuestras emociones regulan nuestra respiración, nuestra respiración también regula nuestras emociones. Tomemos como ejemplo un momento de intenso estrés para muchas personas: hablar en público. Antes de hablar, la respiración se vuelve más entrecortada, rápida y superficial, también se desencadenan otros elementos fisiológicos (latidos cardíacos acelerados, sudor, bulto en el estómago, etc.). Bueno, ahora el simple acto de concentrarnos en nuestra respiración, haciéndola más profunda, más lenta y más fluida, cambia casi instantáneamente a un estado emocional más tranquilo y todos los síntomas fisiológicos de estrés se desvanecen. Acabamos de cambiar nuestro sistema nervioso “autónomo”, con toda conciencia, del modo simpático (preparado para la acción ante el peligro) al modo parasimpático (relájate, todo está bien) a través de la respiración.

Conéctarse con el momento presente siendo consciente de la respiración.

Ya vimos anteriormente que el simple hecho de contar una anécdota que nos conmovió particularmente influye en nuestra respiración. De hecho, sucede en muchos momentos del día cuando nuestros pensamientos vagan hacia un evento pasado o futuro sin que nos demos cuenta. Estamos tranquilamente instalados en el coche en modo piloto automático, todo va bien pero la respiración se nos hace corta, el corazón nos late con fuerza… solo pensamos en el sobrecargado día de mañana. No hay razón para que nuestra fisiología entre en un estado de sprint, ya que estamos sentados en un automóvil.

Ser consciente de nuestra respiración nos devuelve al momento presente. Podemos notar que el simple hecho de pensar en el día siguiente nos estresa, pero que ahora todo está bien. Es cierto que al día siguiente la necesidad de energía será importante, pero no es derrochándola hoy con estrés que estaremos en mejor forma mañana. Solo es posible actuar en el momento presente. Podemos así disfrutar del viaje, al regreso preparar lo que se pueda, comer sano, relajarnos antes de pasar una noche serena y reparadora…

Empezar con la respiración consciente

El primer paso a la hora de emprender el camino de la respiración consciente es, por tanto, tomar conciencia de su respiración antes de poner en práctica diferentes técnicas respiratorias. Es un ejercicio que puede resultar difícil, sobre todo porque revela nuestro estado emocional, pero los beneficios a corto, medio y largo plazo son incalculables. El mejor momento para empezar a ser consciente de su respiración fue hace 10 años, el segundo mejor momento es ahora. Depende de usted 😉

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